Miguel nació el 8 de febrero en Salamanca. Toda su infancia la vivió allí, en una casa de la calle Serrano, con sus padres y su abuela.
El padre de Miguel trabajaba en RENFE, le encantaba el mundo de los trenes. Pero por motivos de trabajo de su padre, cuando Miguel era todo un adolescente, tuvo que trasladarse a Sevilla.
El viaje a Sevilla fue uno de los viajes más largos para Miguel. Para un chico como él, Sevilla era algo asombroso, después de tantos años viviendo entre edificios de piedras tan firmes que parecían fortalezas.
La vida en Sevilla era muy diferente y desconocida para Miguel, aunque procuraba habituarse a ella. Los primeros días hizo amistades con algunas niñas, entre ellas destacaba su amiga Angelines, la más guapa de todas. A Miguel le llamó mucho la atención, pero la chica tenía dos años más que él y aparentaba más. Miguel era un chico bajito y delgado, todo lo contrario que ella, aunque eso no hizo que él dejara de tener curiosidad por Angelines, con la que consiguió una cita que solo sirvió para ridiculizarla. Todos los chicos que la veían con Miguel se burlaban de ella, por ello Angelines le dijo que no iba a poder salir, tenía que estudiar, y desde entonces, dejaron de verse.
Miguel se estaba convirtiendo en un chico perezoso, entonces su padre decidió buscarle un colegio donde matricularlo para seguir con sus estudios y terminar el bachillerato.
Al comienzo del curso, Miguel era el alumno favorito de todos lo profesores, por su silencio, la moderación en todo lo que hacía y por la repuestas que solía contestar, con el vocabulario y acento que tenía de su antigüa ciudad natal, Salamanca.
Sus compañeros de clase, eran diferente a él, no tenían prisa en acabar el curso y les daba igual repetir. Pero lo que más le llamaba la atención a Miguel eran los motes que se utilizaban aquí, tanto por parte de los alumnos como de los profesores.
Después de un tiempo, Miguel había tirado el curso por la borda, se volvió impuntual, despistado, charlatán.. Se había dejado influenciar por sus compañeros. Pero él se sentía un poco solo, por ello se refugiaba en la biblioteca del colegio, leyendo libros.
Allí conoció a un grupo de chicos que se interesaron por él y le ofrecieron formar parte de su grupo. Miguel aceptó y paso a formar parte de los "Pezuñiguistas", cuyo jefe era Pablo Zúñiga, un aciano de unos 80 años que encontraron en un centro de mayores. Él estuvo en este grupo poco tiempo por dos razones, una de ellas era que el jefe del grupo se puso malo, y lo trasladaron a un hospital donde falleció. Y la otra fue que Miguel se tuvo que volver a marchar debido al trabajo de su padre.
Fue este grupo el que ayudó a Miguel a superar su timidez y a tener más interés por aprender cosas nuevas. Así es como él comienza a entusiasmarse con la lectura y la escritura.
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